No todas las señales son iguales
Una señal terapéutica se caracteriza por una intensidad, frecuencia y forma de onda. La combinación de estas características puede desembocar en:
- una señal eficaz que contribuirá a la curación de nuestra patología
- una señal inerte que nos hará perder un tiempo precioso
- una señal perjudicial y potencialmente peligrosa
Tomemos como ejemplo la radiación luminosa, en la que las diferentes señales determinan efectos biológicos completamente diferentes:
- rayos ultravioleta – bronceado: señal eficaz
- luz visible – colores naturales: señal inerte
- radiación ionizante – muerte celular: señal perjudicial
Está claro, por tanto, que nuestra curación puede estar influida por cosas que no somos capaces de percibir. El estímulo físico, no registrado por nuestros órganos sensoriales, interactúa con las membranas de las células destinatarias (huesos y articulaciones) y modifica su comportamiento: proliferación, secreción de los factores de crecimiento o inhibición de la liberación de los mediadores de la inflamación.